El principio según el cual una persona que ha sufrido una pérdida es restituida (en la medida de lo posible) a la misma situación financiera en la que se encontraba inmediatamente antes de la pérdida, sujeto en el caso del seguro a cualquier limitación contractual en cuanto al monto a pagar. La aplicación de este principio se llama indemnización.
Es posible que la pérdida puede ser mayor que el límite de la póliza.
La mayoría de los contratos de seguro son contratos de indemnización. Los seguros de vida y los seguros de accidentes personales no son contratos de indemnización, ya que los pagos adeudados en virtud de esos contratos por pérdida de la vida o lesiones corporales no se basan en el principio de indemnización.